Toda guerra siempre es un drama y en la mayoría de las veces es de difícil justificación. El uso de la violencia siempre es un fracaso político, lo que demuestra que no los que gobiernan son incapaces de llegar a acuerdos o pactos, y al final quienes lo acaban pagando son siempre los más débiles.
El mundo del deporte no es ajeno a ello y lamentablemente es siempre un arma arrojadiza y a su vez de propaganda. En el caso de la guerra de Ucrania no está siendo una excepción. Dentro de la batería de sanciones del mundo a Rusia y Bielorrusia, el deporte ha sido también uno de los grandes afectados, y en mi opinión esto es un error. Si algo tiene el deporte es que es debería ser un signo de unión, y utilizar a los deportistas como arma arrojadiza es otro de los errores de nuestra sociedad.