El aplazamiento a 2021 de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 hizo entrar en pánico a algunos organismos como algunas de las federaciones internacionales y a algunos de los comités olímpicos nacionales.
No fue solo por el retraso deportivo, que ya de por sí ha sido traumático para muchos, sino sobre todo para el económico. Algunas federaciones internacionales, entre las que está la de vela, la World Sailing, se veían ya haciéndose un harakiri.
Desde esta página ya se ha explicado en diversas ocasiones la lamentable situación en la que se encuentra la World Sailing que preside Kim Andersen, con una gestión en los últimos tres años –ya no cuento el cuarto-, que la ha llevado a las puertas de la bancarrota.
El representante del Comité Olímpico Internacional (COI), John Coates, ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad diciendo que “no vamos a quedar mirando como se colapsan las federaciones internacionales o comités nacionales. Vamos a ayudarles”.
El presidente del COI, Thomas Bach, había comentado al periódico alemán Die Welt días sobre este tema, tal y como recordaba Coates: “Bach se refirió a la situación financiera muy grave que atraviesan muchas federaciones internacionales y comités olímpicos nacionales, como resultado del retraso de los Juegos de Tokio y la pandemia, que les deja sin ingresos al no poder celebrar competiciones” y a lo que tendría que añadir también en el caso de la vela por su exceso y gasto en cuanto a estructura.
El déficit máximo de la World Sailing en el peor de los casos se estimaba en 1,5 millones de euros en agosto de 2020. Uno de los puntos que más han pesado ha sido la caída de los ingresos por patrocinio en el cuatrienio 2017-2020. Estaban previstos 13,5 millones de euros y solo se lograron 8 millones. Ahí fue importante el fin del patrocinio de Gazprom (5 millones de euros), que debía finalizar en diciembre de 2019 y lo hizo en diciembre de 2017
Otro gasto importante fue el cambio de sede de Southampton a Londres concluido en octubre de 2017 con un coste de 1,3 millones de euros y 347.000 euros en la plataforma digital del ente. Todos esto movimientos provocaron la previsión de déficit de 2,65 millones de euros en 2019, frente a los frente a los 5,4 millones en 2018.
El problema que se puede encontrar el futuro presidente de la World Sailing, por ejemplo Gerardo Seeliger, es que si el dinero del COI llega antes de noviembre -que todo apunta a que sí-, el actual presidente Kim Andersen, se lo haya gastado todo y deje a la vela mundial más hipotecada. Para Tokio 2020 la World Sailing le tocan 13,9 millones de euros, por los 11 que ingresó después de la cita de Río 2016.