La Discoveries Race es ya una realidad. Ha nacido una nueva regata oceánica que es algo más que una competición deportiva. Es la unión y la rememoración de dos países, Portugal y España, que llegaron a dominar el mundo en los siglos XV y XVI. Visto así parece todo muy clásico, pero la realidad es que la Discoveries Race, que partió de Lisboa-Cascais el pasado domingo con destino a Las Palmas de Gran Canaria, además de buscar un premio deportivo, lo que busca es que las tripulaciones disfruten de lo que es la navegación en altura. Una iniciativa de la Cofradía Europea de la Vela.
Y eso es en lo que se han empeñado los seis barcos que realizan esta travesía. Algunos con la idea firme de ganar. En la salida ya vimos al Nautilus –un precioso Hanse 540E de la Armada Española-, barco que desconocía y el Künga –un Sun Odyssey 45- que no perdonaron ni un segundo. Teniendo en cuenta que les quedaban por delante 731 millas y no se sabe cuántos días. Junto a ellos el lisboeta Sao Gabriel –un Oceanis 411- y el Proteína 65 –un Bavaria 46-. Lo bueno es que estos barcos son de esloras parecidas y como se demostró nada más salir, las diferencias entre ellos no son muchas, con lo que pueden presentar una buena batalla.


La Marina Portuguesa no quiso faltar en una regata que sirve como homenaje a los Descubrimientos. Los dos barcos que han presentado estuvieron engalanados hasta la misma salida. Dos barcos preciosos, el Polar, un Gaff Schoneer de tres palos, un clásico. Y el Zarco, un Jongert 20DS. Su hándicap que son barcos muy pesados y lentos, que sufrieron de lo lindo en las primeras 24 horas.
Será para ellos una semana intensa de navegación y de disfrutar pensando que un día también lo hicieron los grandes aventureros y descubridores de los nuevos mundos.
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